El pasado 27 de mayo de 2024, tuve la oportunidad de participar como expositora en ECOS (Educación Continua en Oftalmología y Salud Visual) de la Clínica de Oftalmología Sandiego (COSD), donde abordé un tema crucial en la medicina perioperatoria: la pérdida visual postoperatoria (PVPO). En mi ponencia titulada Más allá del quirófano: comprendiendo y abordando la pérdida visual postoperatoria, expuse los hallazgos más recientes sobre este fenómeno, sus factores de riesgo, los posibles mecanismos fisiopatológicos involucrados y las estrategias para su prevención y manejo.
¿Qué es la pérdida visual postoperatoria?
La pérdida visual postoperatoria es una complicación poco frecuente pero devastadora que puede ocurrir tras diversos procedimientos quirúrgicos. Aunque suele estar asociada a cirugías oftalmológicas, también se ha documentado en cirugías ortopédicas, cardiovasculares, neuroquirúrgicas y espinales. Dependiendo de la causa, la PVPO puede ser transitoria o permanente, y suele estar vinculada a factores como hipotensión intraoperatoria, alteraciones en la perfusión sanguínea ocular o cerebral, neuropatía óptica isquémica (NOI), oclusión de la arteria central de la retina y aumento de la presión intraocular.
Principales cirugías asociadas a PVPO
- Cirugías cardíacas y vasculares: La circulación extracorpórea puede comprometer la perfusión cerebral y ocular.
- Procedimientos ortopédicos y espinales: La posición en decúbito prono prolongado puede aumentar la presión venosa y reducir el flujo sanguíneo al nervio óptico.
- Neurocirugías y cirugías de cabeza y cuello: Pueden alterar el flujo vascular hacia estructuras críticas para la visión.
- Cirugías oftalmológicas: La hipotonía postoperatoria, hemorragias intraoculares y desprendimientos coroideos pueden comprometer la visión.
Factores de riesgo y estrategias de prevención
Identificar los factores de riesgo es esencial para minimizar la incidencia de la PVPO. Entre los principales factores se encuentran:
- Hipotensión intraoperatoria sostenida: Puede comprometer la perfusión del nervio óptico y la retina.
- Anemia y pérdida sanguínea significativa: Disminuye la oxigenación tisular y aumenta el riesgo de isquemia.
- Tiempo prolongado en decúbito prono: Puede generar aumento de la presión venosa craneal y disminución del retorno venoso.
- Condiciones vasculares preexistentes: Hipertensión, ateroesclerosis y diabetes mellitus afectan la microcirculación ocular.
Para minimizar estos riesgos, es clave:
- Mantener una presión arterial estable durante el procedimiento.
- Optimizar la volemia y oxigenación en pacientes de alto riesgo.
- Evitar posiciones quirúrgicas que aumenten la presión intracraneal o dificulten el retorno venoso.
- Realizar evaluaciones oftalmológicas y neurológicas preoperatorias en pacientes de riesgo.
Conclusiones y recomendaciones
La pérdida visual postoperatoria es un desafío médico multidisciplinario que requiere un enfoque preventivo y un manejo oportuno. Su incidencia es baja, pero su impacto en la calidad de vida del paciente es significativo, por lo que la concienciación, la investigación y la educación médica continua son esenciales para su abordaje.
Agradezco a ECOS y a la Clínica de Oftalmología Sandiego por la oportunidad de compartir este conocimiento con colegas y profesionales de la salud.